Auvers-Sur-Oise
Nadie te va a abrir la puerta.
Sigue golpeando.Insiste.
Al otro lado se oye música. No. Es la campanilla del teléfono.
Te equivocas.
Es un ruido de máquinas, un jadeo eléctrico, chirridos, latigazos.
No. Es música.
No. Alguien llora muy despacio.
No. Es un alarido agudo, una enorme, altísima lengua que lame el cielo pálido y vacío.
No. Es un incendio.
Todas las riquezas, todas las miserias, todos los hombres, todas
Todas las riquezas, todas las miserias, todos los hombres, todas
las cosas desaparecen en esa melodía ardiente.
Tú estás solo, al otro lado.
No te quieren dejar entrar.
Busca, rebusca, trepa, chilla. Es inútil.
Sé el gusanito transparente, enroscado, insignificante.
Con tus ojillos mortales dale la vuelta a la manzana, mide con tu
vientre turbio y caliente su inexpugnable redondez.
Tú, gusanito, gusaboca, gusaoído, dueño de la muerte y de la
vida. No puedes entrar. Dicen.
(Valses y otras falsas confesiones, 1972)
Audio: Cortesía Palabra Virtual:
-http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=2047&p=Blanca Varela&t=Auvers-sur-Oise&o=Blanca Varela